UN PEQUEÑO TEMBLOR ME HABITA POR LA BOCA

Nombre o Alias: Luis Sánchez García."Plataforma Encinilla-Micones"
Tema: General
Titulo: UN PEQUEÑO TEMBLOR ME HABITA POR LA BOCA

Artículo:
Nos apremian para el consenso, nos llaman para que nos desnaturalicemos en el voraz encargo de la unanimidad necesaria, somos vitales en este objetivo común para una defensa que nos inquieta,-porque no sabemos si nos salva-. Estamos en ninguna parte y además somos pocos, en este tiempo al que no nos acostumbramos, le sobra una carretera que separe y no una, le falta un término justo que por precipitación y un deseo legítimo de libertad, se muestra ínfimo y asfixiante,-por eso apenas somos tuyo-, en un cuerpo escaso al que le es muy difícil abrazar a todos.
La paz no puede nacer de un pacto entre iguales que tiemblan al verse, la buena voluntad no basta, y sin embargo, como es sabido desde muy antiguo, es lo único que la merece. La paz es el don dado a los hombres de buena voluntad; su logro merecido, pero no es ella quien la engendra, viene como poso de una gloria más alta, destello en la tierra de la autoridad que vence sin dejar vencido, no hay paz sin andar en humildad, ni vale la paz desasida de esa alta gloria.


Nos invitan a sentarnos en una misma mesa, cuando ni siquiera fuimos invitados, que desandemos un camino ya iniciado, nosotros escogimos de entre lo que se nos propuso en un principio, optamos por un camino y recabamos apoyos para transitarlo con los menores sobresaltos posibles, nos adherimos a la travesía que más nos ampara y alegamos que la geografía y la historia son asignaturas participes de la lógica en que transcurren, de las horas en que se transforman bajo la cordura tutelada de un ente superior ("MINISTERIO DE MEDIO AMBIENTE"), para que sean episodios de exaltación y júbilo en el tiempo venidero.
Tener nombre es tener un origen claro, pertenecer a una estirpe, tener un destino, sentirse llamado con voces inconfundibles, sentirse ligado y obligado, porque al tener nombre sentimos que aventuramos en cada acción nuestra, todo este capital que se nos ha legado, nos sentimos responsables de cosas que no nos afectarían de ser sólo nuestras y en grado mucho mayor de las que nos afectan directamente.
Los comienzos son importantes, toda construcción requiere de los materiales necesarios para que la obra final sea la más digna, para que quepamos todos en ella sin distinción por el papel que hayamos desempeñado en su consagración, tan noble es el arquitecto que la diseña como el más humilde de los peones que la construye, todos somos verdades mientras se manifiesta la verdad y prevalece por encima de todas, todos prescindibles cuando otros sopesan el destino ajeno, la llamada de los que se llamaron como nosotros, continuidad viva que forma la historia real, somos herederos, continuadores siempre, todo ha empezado con nosotros, todo acabará sin nosotros.
El hombre nos da concretamente, sin consideraciones abstractas, la responsabilidad histórica que no es solamente del que ocupa un alto puesto, del protagonista, sino de todos, todos somos de alguna manera, responsables de la historia, depositarios de su continuidad.
En estos días estoy oyendo una frase que se repite con una frecuencia inusitada que más bien parece una profecía, como si fuera una de esas consignas apocalípticas que se dan al final de cada siglo, "SALVAR ENCINILLA-MICONES", nos van a salvar de todo mal sin estar enfermos, cabe mayor honor y consideración, nuestro agradecimiento es infinito, pues la prevención es la mejor medicina ante toda dolencia real o de carácter hipocondríaca, nos van a sanar y se van a salvar aquellos que en un principio nos dejaron morir. Responsabilidad histórica y responsabilidad también, ante algo más difícil de nombrar; conciencia de nuestra limitación, de que hemos sido engendrados. Humildad ante el origen, la fuerza del padre, su autoridad, se confunde con la fuerza sagrada del origen de todos los hombres, de todo lo que está aquí, porque antes que seres de razón o de conciencia, de instinto o de pasión, somos hijos, y ser hijo es tener que responder, tener que justificarse ante algo inapelable, saberlo claramente es tener humildad. También es confianza; crecer a la sombra de una fuerza protectora, bajo el auspicio de cuya fuerza y clemencia no se duda, y es la educación fundamental sobre la cual cualquier ilustración posterior tendrá que apoyarse, porque es la experiencia primera de la vida, el encuentro original y decisivo, de donde parte todo lo demás, es lo irreemplazable.
Difícil abandonarse a la vida con confianza, dar crédito a cosa alguna, difícil creer en nada si no hemos ido creciendo así, sintiéndonos guiados por una mano fuerte y delicada que sabe medir, mirados por una frente ante la cual no cabe ninguna simulación, enlazada nuestra fragilidad a un principio invulnerable, sentir el peso de la exigencia más inexorable y el apoyo del amor más incondicional. Ningún terrible suceso posterior podrá acabar con esta educación, cuando se ha tenido, ninguna catástrofe podrá llevarse esta confianza originaria, ningún rencor podrá borrar en el alma el peso de esta ternura venida de lo alto, ninguna injusticia, podrá desterrar del alma esta ingenua confianza en la vida de quien fue guiado en ella paternalmente en sus primeros pasos.
El hombre propone, y "FOMENTO DISPONE", pero mientras eso ocurra todas las posturas son lícitas y honorables,-también la nuestra-, que ese maná en forma de autovía le sea concedido a nuestro pueblo, porque es de justicia histórica que así suceda máxime cuando a lo largo de décadas ha soportado inconvenientes, también ha sido el motor de su progreso esta serpiente bicéfala que ya no soporta los adelantos técnicos y la masificación, lo deseamos fervientemente, mientras se respete nuestro habitad y modus vivendi.
Pasado algún tiempo parece que ambas posturas son compatibles, que se pueden conciliar ambos deseos, nuestros representantes políticos enfatizan en esta dirección, pero lo hacen tarde, por la falta de empatía en el comienzo de todo esto que nos ocupa y preocupa, y sobre todo por el temor que en nosotros afloró ante respuestas y actitudes nada acordes para con nuestros justos postulados, decidimos una mañana llena de dudas y miedos agarrarnos a una vía que nos garantiza la pervivencia, con el mayor dolor optamos por una alternativa con número y letra, 3A.
Ahora no podemos renunciar al camino ya hecho, por coherencia, por convicción al creer que es el más acertado mientras los acontecimientos no den un giro radical, que no sería otro que la confirmación, la total certeza argumentada de forma explícita y donde se exprese que cualquier otra alternativa distinta a la que nosotros defendemos, tiene que llevar aparejada como condición sine qua non, EL NO DERRIBO DE CASA ALGUNA, y que esto sólo puede ser testificado y validado por FOMENTO, como instancia superior y por lo tanto disipadora de todos nuestros recelos.

Se nos pide formar parte de una plataforma que integre a todos los sectores implicados, si así lo hiciéramos desacreditaría a la que en un día formamos, El Cuervo tiene que entender, -su corporación-, que la defensa de nuestras posiciones, deseo común por ambas partes de que lleguen a buen puerto desde la primacía de la de cada uno, tienen que ser litigadas unilateralmente, -estoy convencido que el pueblo en su mayoría así lo entiende-, y tiene que ser de este modo porque así se dieron las circunstancias, ya no valen reproches ni quejarnos de lo que pudo haber sido y no fue, a La Encinilla sólo le queda esperar el desenlace de este contencioso, a El Cuervo luchar por su futuro, pero debéis saber vecinos cuerveños que nuestra razón de ser es la de ser juntos, esa es la única e inapelable verdad que nos asiste, vaya por donde vaya la autovía, los dos habremos ganado, los dos habremos perdido, más allá de trazados idóneos o rutas abyectas, los que nos precedan corroborarán en su cómodo itinerario que El Cuervo existe, porque LA ENCINILLA NO ES INSOLIDARIA.

Blanco, perezoso y disparejo,
una serpiente de dos cabezas te atraviesa el alma...

Que la que te acecha, nos llene de gozo a todos.